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Hola amig@s

Nos hemos dado un tiempo prudencial antes de informaros de las aventuras de nuestra flamante madre «Wanda», entre otras cosas porque sabemos que el periodo perinatal es un tramo muy delicado en el devenir de una camada. Y así nos lo han demostrado los hechos.

Apenas habían pasado 7 efímeros días y nos encontrábamos con la primera desgracia. La única hembra que había tenido nuestra sobrina, nos empezaba a tener preocupados ya que era la única de los 3 que no ganaba peso, pese a que aparentemente tenía cierto interés por el biberón.  Pero por la mañana aparecía con una de sus extremidades posteriores muy inflamada, sin ánimo y con gestos de molestias o cuando menos de no encontrarse bien. Fallecía a los pocos minutos de apreciar la gravedad de la situación. La necropsia posterior nos demostraba que la causa había sido una tromboembolia en su vena femoral, y esta a su vez, con toda seguridad debida a un problema de corazón congénito, muy frecuente en este tipo de razas. Esto último no pudimos demostrarlo debido a lo diminuto de su corazón, pero es lo más plausible como así lo demuestra la bibliografía y la experiencia en estas razas aunque generalmente a edades más avanzadas, obviamente en casos menos severos.

Sin embargo, el día iba a ser de esos para olvidar. Nuestro amigo «El Pompas», como así habíamos apodado al pobre gatito que padecía de paladar hendido (podéis ver fotos en el anterior capítulo), mostraba síntomas de lo que suele ocurrir en estos casos, le costaba respirar y estaba inquieto, todo debido a que en alguna pequeña regurgitación o algún pequeño vómito, parte de la leche se le había ido hacia vías respiratorias. Teníamos que esperar para averiguar si quedaría en un susto, sin embargo al poco tiempo, quizás fruto de su inquietud,  inexplicablemente nos le encontramos fuera de su cuna, seriamente hipotérmico. Era tarde, no podíamos hacer nada, el enfriamiento, unido al contratiempo anterior era demasiado para su débil situación y moría en cuestión de minutos.

Pero aún tenemos esperanzas de que «Wanda», ahora que sí tiene verdadero interés e instinto materno, no se quede sin la satisfacción de sacar adelante a un guaje, y con su satisfacción, la alegría de todos nosotros. Por eso estamos volcados en el pequeño «Manchas», que de momento está luchando como un campeón. Prueba de ello es cómo toma el biberón, y por supuesto el fruto de ello. Menudo susto que nos dio el fatídico día de marras cuando también «Manchas» empezó con gestos de dolor y dificultad para respirar, al tiempo que lo acompañaba con movimientos verticales de cabeza. Nos estábamos temiendo lo peor para rematar el día, hasta que de repente comprobamos que el pobre lo que tenía era verdadera dificultad para expulsar lo que veis a continuación. Increible, eso no parece suyo, pobre, lo a gusto y tranquilo que se quedó después, cayó rendido en un profundo sueño, pese a la alegría y las risas de todos nosotros.

El fruto del biberon

El fruto del biberon

Sí amig@s, y así seguimos, haciendo turnos por sacar adelante al churumbel. Las penas se convierten en ternura cuando le vemos tomar el biberón con avidez infantil. Ojalá pronto podamos contaros que ya ha abierto los ojos y que en breve empezará a comer por sí solo. Todos atentos a las noticias, ya sabéis, en LAS HISTORIAS DE NUESTRA CLÍNICA

 

 

 

 

 

 

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