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Este es el nuevo artículo publicado en El Nuevo Arroyo. Lo dejamos colgado en nuestra web para que todos aquellos que no podáis acceder al periódico podáis leerlo aquí.

Hola amig@s. Quizás todos aquellos de vosotros que tenéis un gato ya sabéis de sus particularidades, más aún si además disfrutáis o habéis disfrutado de la compañía de un perro. Tratar de comparar a los gatos con los perros es una labor poco menos que abocada al fracaso. No obstante, no está de más dedicar un artículo a hablar de las peculiaridades de los gatos, siempre con la idea de beneficiar a estos amigos felinos y por supuesto a todos sus dueños.

Para tratar este tema, lo más fácil y breve es contar aquellos aspectos comunes a los perros, y en este sentido las cuestiones de prevención sí guardan un parecido con los perros. La desparasitación frente a parásitos externos e internos de manera periódica y adecuada es fundamental, y no solo para los gatos, sobre todo para la seguridad de sus dueños. Los gatos también deben ser vacunados frente a las enfermedades que les afectan con especial mención a la vacuna frente a la rabia que aunque no es obligatoria en nuestra comunidad, es absolutamente recomendable en todos aquellos mininos que tienen la oportunidad de salir a cazar por el vecindario. Ya os contamos en otro artículo que jamás puede ser una excusa que nuestro gato no salga a la calle para que nos relajemos frente a la vacunación y la desparasitación, debido a que aunque nuestro gato no salga al exterior, nosotros sí lo hacemos, y podemos actuar como vehículo de transmisión de enfermedades.

Aunque la esterilización es igualmente recomendable para los gatos como para los perros, lo cierto es que en los gatos los motivos son otros que en los perros. Mientras en estos últimos la castración se realiza para evitar la aparición de enfermedades, sobre todo tumores, en los gatos la esterilización se convierte en algo casi necesario u obligatorio por cuestiones de convivencia y no tanto para prevenir enfermedades. Un gato o una gata sin esterilizar además de provocar auténticas molestias domésticas, pasan por episodios de verdadero sufrimiento ante la imposibilidad y la impotencia por no poder realizar aquello que la naturaleza les demanda.

A partir de aquí, los gatos son gatos, no son perros pequeños, y salvo excepciones, debemos verlos como lo que son, pero también tratarlos, entenderlos, atenderlos, etc. Son unas increíbles maravillas de la naturaleza que conviven con nosotros desde hace miles de años, pero ¿alguien aún cree que se pueden considerar animales domesticados por el ser humano, o son los gatos los que nos consideran sus mascotas?

Si hay algo que nos gustaría dejar claro con este artículo, por el bien de los gatos, y que debemos tener siempre presente como propietarios de gatos, es que debido a que son animales que aún conservan muy fresco su obsesión por la supervivencia, jamás mostrarán signo o pista de debilidad que les delate como enfermos. Por eso es fundamental estar muy atentos a vigilar que nuestro felino no esté pasando por algún mal. Simplemente una disminución en su actividad, ya de por sí no muy intensa y más bien sedentaria, disminución del consumo de pienso, algún vómito sin ninguna explicación o relación con alguna causa, es suficiente para que salten las alarmas. Un gato con problemas digestivos es posible que no tenga ni vómitos ni diarrea, sus enfermedades respiratorias no se muestran con tos, cuando les falla el corazón van a seguir siendo igual de cómodos, si tienen problemas en su piel se esconderán para lamerse o rascarse y así podríamos seguir con una lista interminable de procesos de todo tipo. Un detalle que nunca debemos olvidar, debido a su metabolismo y alimentación tan particular, es que más allá de 24-48 horas sin comer pueden resultar peligrosas para los gatos, en ellos no vale es de “espera a mañana o al lunes para ver si empieza a comer”.

Si la dificultad para detectar síntomas en nuestro gato enfermo es obvio, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades no lo son menos, claro que esto ya es responsabilidad de los veterinarios, pero no está de más hacer mención a este aspecto para que todos aquellos que sois propietarios de un gato lo tengáis siempre presente y seáis comprensivos con la labor de aquellos que estamos para ayudar a vuestra mascota.

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