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María en plena ecografía de abdomen

En nuestra profesión puedes estar semanas, meses o incluso años sin ver un determinado caso, como en la misma semana se pueden presentar varios del mismo tipo, algo parecido a cuando llevas años sin ver a un amigo y en la misma semana te encuentras con él en varias ocasiones. Pues bien, algo semejante nos ocurrió este sábado. Mientras teníamos a parte de nuestro equipo desplazado a Bilbao para actualizar conocimientos en ecografía, alguien quedaba al cargo de la urgencias en la clínica.

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Estomatitis severa al fondo del paladar

Ya por la mañana nos encontrábamos con una veterana gatita con dificultad para tragar y verdaderas molestias en la boca. La imagen que os enseñamos es lo suficientemente gráfica como para hacerse una idea bastante precisa de los dolores que la pobre debía estar pasando.  La medicación que le inyectamos se encargaría de aliviar sus molestias, y que de nuevo volviera a poder comer con el placer que dicha labor se merece.

Bonito decorado para una acera frente a una clínica veterinaria

Lo bueno vendría al mediodía, una compañera nos remitía el caso de un rottweiler el cuál se había cortado en una mano mientras hacía las típicas burradas que les caracteriza durante un paseo por el campo. La hemorragia era tan abundante que nos pedía ayuda. En apenas unos minutos estábamos en la clínica con nuestro paciente esperando. El espectáculo que nos encontramos al llegar a la clínica era escalofriante para cualquiera que no esté acostumbrado a estos avatares, de echo estamos convencidos que durante el fin de semana hemos sido la comidilla del barrio. Un sendero interminable de huellas de sangre recorría las dos aceras frente a la clínica como si alguien hubiese querido decorar las baldosas de la manera más tétrica que pudiera imaginar.

La situación requería sangre fría, nunca mejor dicho, y agilidad. Menos mal que nuestra compañera se había encargado de poner un vendaje compresivo para intentar parar aquella sangría. El paciente no podía ser más colaborador, como un torero, se dejó poner un cateter sin mostrar el más mínimo gruñido. La sedación se encargaba de facilitar la manipulación, pronto localizábamos el vaso que sangraba, unos puntos de sutura, una buena cura, después unos puntos más en piel para cerrar la herida, y problema resuelto.

No habíamos terminado de resolver la situación de nuestro encantador rottweiler cuando el teléfono de la clínica no paraba de sonar, y a continuación el de urgencias, incluso parecía que lo hacía cabreado. Al otro lado una voz nerviosa, aunque familiar nos pedía ayuda urgente. Se trataba de nuestro buen amigo Mario, bueno, en realidad de nuestro mejor amigo aún Ares, sí Ares, ¿os acordáis de él? Nuestro orgulloso rottweiler diplomado como perro de terapia del que os hemos hablado en otras ocasiones. Mientras escuchábamos a Mario, nos parecía estar pasando por un episodio de «Atrapado en el tiempo». «Ares» se había dado un buen corte mientras estaba paseando por el campo y según su dueño, la cosa parecía importante. En unos minutos se presentaban ambos en la clínica, Mario con cara un tanto desencajada, pero más tranquilo al ver que la hemorragia había parado, «Ares» como si la historia no fuera con él siendo el protagonista. Curioso, el corte era bastante mayor que nuestro anterior rottweiler, y sin embargo la hemorragia no tenía color, quizás debido a que en este caso el corte estaba localizado en la cara anterior del antebrazo, y no en la cara palmar de la mano como nuestro anterior caso, zona mucho más vascularizada y peligrosa para cortarse. Mismo paciente, igual peso, mismo accidente, la misma forma de resolver la urgencia, igual pronóstico y todo ello en apenas unos minutos de diferencia. Curioso, verdad?

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«Ares» convaleciente y atentamente atendido por «Musa», su enfermera particular

IMG-20170219-WA0030No es plan de enseñar heridas abiertas, ya sabéis que no es nuestra costumbre, solo os enseñaremos el resultado para satisfacer vuestra macabra curiosidad, pero de nuevo el betadine y una buena sutura obraban el milagro. A las pocas horas, Mario nos mandaba esta foto para demostrarnos lo dolorido y molesto que estaba «Ares» tras su accidente. Nos tememos que tu participación en el canicross de este domingo  en Viana de Cega queda suspendida por baja laboral.

El fin de semana de urgencias no acabó aquí, pero como veis, resulta curioso que nos encontremos situaciones así, en que parece que las fuerzas del destino se ponen de acuerdo para repetir las mismas situaciones. Lo importante es que todo acabara bien, y nosotros tengamos otra oportunidad para contaros un nuevo capítulo en las HISTORIAS DE NUESTRA CLÍNICA.

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