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Esta vez toca una historia con final feliz, pero como siempre, con gran utilidad para aprender más sobre medicina veterinária

Hola amig@os, venga, va una historia bonita. Os presentamos a «Rufus», ¿un bonito bulldog francés?, pues no, es un boston terrier.

«Rufus» apareció en nuestra clínica esta semana acompañado por unos preocupados dueños alemanes que estaban de paso por nuestra tierra, como etapa intermedia de un largo viaje en autocaravana que les estaba llevando por toda Europa. No sabíamos nada a cerca de nuestro amigo, pero sin conocerle ya veíamos en su cara que algo le pasaba, y parecía serio. La primera dificultad con la que nos encontramos fue el idioma, menos mal que los germanos no son tan necios como alguno de los componentes de la clínica, no daremos nombres. Pero ahí estaba Amancio y Valeria para demostrar sus dotes lingüísticas y obtener una historia clínica nítida que nos puso sobre la pista de lo que teníamos entre manos. El pequeño boston estaba muy débil, inapetente, con aparentes molestias abdominales y la orina era de color rojizo. Con estos datos solo sabíamos una cosa, que teníamos que hacerle pruebas.

Cuando la exploración y la historia clínica no nos da un diagnóstico, un análisis de sangre y de orina, y posiblemente una radiografía se hacen necesarias en la mayoría de los casos.

Tras una radiografía de abdomen y un análisis de sangre empezamos a acotar su problema, tenía una anemia severa y con toda seguridad el motivo era una rotura masiva de glóbulos rojos. Pero, ¿qué era lo que provocaba esa rotura de los glóbulos rojos? El frotis de sangre sería lo que nos daría el diagnóstico, fijaos en la foto que os mostramos. Sí, ya sabemos que no es fácil, pero esa pequeña mancha azulada en el interior de los glóbulos en realidad son unos pequeños parásitos, algo muy parecido a lo que pasa con los humanos cuando contraen malaria. Se tratan de Babesia sp. y son transmitidos por la picadura de garrapatas. Ahora, todos estaréis con los pelos de punta pensando en las garrapatas que vuestros perros y gatos hayan podido coger en los últimos meses. Tranquilos, paciencia y seguid leyendo.

Los casos de babesiosis son raros en Castilla y normalmente los vemos en perros que han estado en la cornisa cantábrica

Después de indagar en el viaje de sus dueños, llegamos a la conclusión de que quizás «Rufus» contrajo la enfermedad por culpa de alguna garrapata en su paso por Pirineos, ya que por nuestra zona, es difícil encontrarnos con estos parásitos, por muchas garrapatas que veamos. Naturalmente, los dueños no vieron ninguna garrapata en su perro, pero nosotros ya sabemos que una cosa es que no las veamos y otra muy diferente es que no la hayan tenido en un momento dado.

Frotis de sangre con Babesia sp. en el interior de gl. rojos (circulos)

Frotis de sangre con Babesia sp. en el interior de gl. rojos (circulos)

Vale, ya teníamos algo fundamental, un más que posible diagnostico. ¿Cómo, pero no decís que tenía parásitos en los glóbulos rojos que estaban provocando su rotura y por lo tanto una anemia aguda? ¿Entonces, qué más puede pasar? Sí amigos, «Rufus» tiene 9 años, y esos parásitos pueden ser solo una complicación de algún otro problema, y por lo tanto que nosotros los hayamos detectado de manera casual, además, que para hacer un diagnóstico preciso, necesitamos la confirmación de un laboratorio que nos diga que efectivamente lo que vemos en el frotis de sangre son Babesia sp. y no un artefacto de la citología. De tal manera que hicimos una radiografía de abdomen y una ecografía para descartar otro tipo de causas de anemia y malestar abdominal. Por suerte para él, no encontramos nada más digno de mención, y comenzamos con el tratamiento frente a los parásitos. Una inyección de un antiparasitario muy particular conseguido gracias a la ayuda de una compañera y buena amiga veterinaria que trabaja por nuestra zona con caballos, es la pieza clave del tratamiento. Naturalmente, añadimos fluidoterapia al tratamiento y le hospitalizamos para hacer un seguimiento estricto de la evolución y así asegurarnos de que todo iba como deseábamos. La experiencia nos decía que en pocas horas sabríamos si todo iba bien, o si por el contrario sería necesario recurrir a un tratamiento más agresivo, como hacer una transfusión sanguínea.

En estos casos no podemos esperar a la confirmación del laboratorio para empezar el tratamiento

Es maravilloso comprobar cómo al día siguiente «Rufus» ya tenía otra cara, se mostraba más atento, parecía empezar a tener apetito y un nuevo control de sangre nos indicaba que la pérdida de glóbulos rojos estaba controlada. Increíble amigos, en tan solo 24 horas. Por precaución, nuestro pequeño boston terrier estuvo un día más hospitalizado.

La expresión de satisfacción de sus dueños antes de partir perdonaba el genio que «Rufus» empezaba a manifestar con los relaciones públicas de la clínica, Klein y Arezza, cada vez que se acercaban a él para dar fe de que su enfermedad estaba controlada y podíamos darle el alta. Ahora, «Rufus», su compañera «Chica», y sus dueños alemanes estarán disfrutando del magnifico clima de Tarifa, no sin antes pasar por una clínica recomendada por nosotros y con la que nos hemos puesto en contacto para que tengan conocimiento de lo sucedido y así completar el tratamiento de nuestro pequeño amigo. Desde aquí les deseamos lo mejor en su largo viaje, que disfruten mucho de España y les damos las gracias por confiar en nosotros y permitirnos contar su historia para que todos vosotros aprendáis más sobre los peligros de las garrapatas, especialmente cuando salgáis a zonas del norte de España, que es donde resultan más peligrosas.

Ah, una anécdota para acabar. Algunos de vosotros os preguntaréis cómo conseguimos explicar todo esto tan complejo a unos alemanes, nosotros que somos españoles, y en inglés. Os diríamos que con bastante dificultad, sobre todo cuando Amancio se percató de que el nivel de inglés de los dueños de «Rufus» no era precisamente mucho mayor que el de Leandro, ejem. Pero ahí estaba Valeria para hacer una heroicidad, ponernos en contacto con una compañera veterinaria y amiga alemana pero que obviamente domina el español. Una llamada telefónica a tres bandas hizo que nuestro alemán se quedara absolutamente satisfecho de toda la información que necesitaba sobre el problema de su perro, y es que no hay nada como saber idiomas para entenderse con nuestros clientes. Ahora solo falta aprender el idioma de nuestros pacientes.

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