Artículo extraído del publicado en el número 159 del 4 de junio de El Nuevo Arroyo
Y llegó el gran día. Hola amig@s, después de unos 60 días de ilusión contenida, de incertidumbre, de esperanzadores controles para saber primero si se confirma la gestación, y después para comprobar el número de la camada, nuestra perra o nuestra gata, decide que ha llegado el momento de dar a luz. Hasta ese momento, nuestra mascota ha vivido ajena a lo que se le viene encima, inconsciente de su situación, perpleja por nuestros cambios de actitud frente a ella y por su inexplicable aumento en el volumen de su abdomen que le provocaba una cierta pesadez e incluso una leve pérdida de apetito por esta misma sensación.
1- Los primeros síntomas del parto
Repentinamente, nuestra amiga presiente que algo diferente está pasando, algo nuevo está a punto de suceder. Está nerviosa, inquieta, no para, no sabe muy bien qué hacer, se tumba, se levanta, coloca su manta, su cama, se acerca al comedero, pero no es hambre lo que tiene, vuelve a su cama, busca a su dueño, incluso le baja la temperatura 1 y hasta 2 grados por debajo de los 38º o 38,5º que son normales en ella. Está claro, el parto es inminente, en menos de 24 horas de esa bajada de temperatura, llegarán las primeras contracciones.
La disminución de la temperatura es un signo que no siempre se presenta antes del parto
Radiografía realizada previa al parto
2- Comienza el parto
Definitivamente nuestra mascota se tumba, unas veces donde nosotros lo teníamos todo cuidadosamente preparado, y otras veces, especialmente las gatas, donde ella considere más seguro, limpio y confortable. Aunque la naturaleza es muy sabia y pocas veces se hace necesaria la ayuda de nadie, no está de más estar pendiente de todo para poder ayudar en el parto si fuera necesario.
3- Lo necesario para ayudar a nuestra futura madre
Solo necesitaremos unos pares de guantes de látex y trapos o papel para poder limpiar a los cachorros. Los más osados, pueden hacerse con un poco de hilo y unas tijeras para separar la placenta del cachorro atando un nudo a un centímetro o dos del ombligo y cortando a continuación.
Una aclaración respecto de la típica leyenda urbana, no es necesario que la madre ingiera la placenta de cada cachorro, de hecho en ocasiones puede resultar incluso perjudicial.
4- Siempre pedir ayuda y consejo previo al parto
Resultaría muy extenso explicar en este artículo todo los detalles de lo que podemos hacer para ayudar a la madre y a los cachorros en torno al parto, por eso, lo más inteligente es remitiros a vuestro veterinario de confianza para pedir todo tipo de asesoramiento, estamos seguros de que lo hará encantado, consciente de la ilusión y el empeño que todos ponéis en este mágico momento, y el estado de nervios en el que normalmente os veis envueltos.
Unos días antes del parto es importante hacer una ecografía de control y sobre todo, una radiografía
Cabe decir que es fundamental saber el número de cachorros que trae nuestra hembra, y para ello nada como una radiografía unos días antes, de esa manera sabremos cuándo ha acabado todo, o por el contrario, que algo extraño está sucediendo si pasa el tiempo y faltan cachorros por nacer.
5- El teléfono de tu veterinario, siempre a mano
De la misma manera está muy bien tener unos mínimos conocimientos sobre cómo reconocer que todo va bien, y cómo detectar que quizás pueda haber algún tipo de problema. Una vez más, pedid asesoramiento a un profesional, y por qué no, también su teléfono móvil de contacto, no solo para acudir a él en caso de problema, si no también para advertirle que el parto está en marcha y refrescar unas cuantas instrucciones, a los veterinarios también nos ilusiona estar al tanto de estos felices momentos.
Pocos consejos más os podemos dar, salvo el más importante, disfrutad mucho de un momento tan maravilloso como es el parto de tu querida mascota y guardad muy bien en vuestras retinas y en vuestro cabeza todas las imágenes de dicho momento.
